La trascendental decisión que ayer tomó la Comisión Europea de no aprobar tres controvertidos transgénicos y de devolverlos a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA en sus siglas inglesas) para que vuelva a evaluar en profundidad su seguridad es un claro voto de no-confianza en el sistema europeo de aprobación de transgénicos. Este hecho arroja serias dudas sobre la capacidad de la EFSA para evaluar la seguridad de los cultivos transgénicos.
La Comisión ha pedido a la EFSA que revise:
- la opinión previamente emitida acerca de la seguridad de la patata modificada genéticamente, a la luz de las preocupaciones manifestadas por instituciones como la Organización Mundial de la Salud, el Instituto Pasteur y la Agencia Europea del Medicamento. La patata transgénica, producida por la compañía agroquímica alemana BASF, contiene un gen que hace que determinados microorganismos se hagan resistentes a ciertos antibióticos que son de gran importancia para la salud humana y animal.
- la anterior evaluación de dos variedades de maíz que ha sido modificado para producir pesticidas. A pesar de la gran controversia científica acerca de estos transgénicos modificados genéticamente para producir un pesticida, la EFSA en un principio estableció que ambas variedades eran seguras. Posteriormente EFSA reconoció que no tenía capacidad para llevar a cabo la evaluación de los efectos ambientales indirectos y a largo plazo, requerida por la ley. El mes pasado, la Comisión acordó que la EFSA necesitaría dos años para desarrollar la capacidad de valorar estos impactos indirectos y a largo plazo de los transgénicos.
Amigos de la Tierra y Greenpeace reclaman que se reforme la EFSA, para garantizar que sus opiniones sean científicamente válidas e imparciales. La EFSA tiene un déficit de recursos humanos y de experiencia para llevar a cabo sus obligaciones legales en relación con la evaluación de riesgo de los transgénicos en Europa.
“El resultado del debate de ayer es un claro voto de no-confianza de la Comisión en la EFSA. La pregunta ahora es cuantas veces Barroso ignorará las evidencias científicas y la opinión pública hasta conseguir la decisión que él espera. Pedir una evaluación de la seguridad de estos cultivos, por tercera vez, a una agencia europea inadecuada y con financiación deficiente, es como poner al zorro al cuidado de las gallinas”, ha afirmado Juan-Felipe Carrasco, responsable de campaña de transgénicos de Greenpeace.
“Los comisarios han hecho lo correcto al rechazar las opiniones de la EFSA en relación a los tres cultivos, pero han errado al no tomar una clara decisión sobre los dos maíces pesticidas. Dadas las serias preocupaciones científicas ligadas a estos cultivos, el dossier debería haber sido rechazado ayer en lugar de retrasar dos años más el proceso. La Agencia necesita una reforma completa si se le van a confiar importantes juicios de valor sobre la seguridad de los cultivos transgénicos”, ha afirmado David Sánchez-Carpio, Responsable del Área de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra.
(Greenpeace, 08/05/2008)