Indonesia lanzará en junio el primer proyecto piloto de conservación forestal y lucha contra el cambio climático en el que se van a aplicar algunas de las novedosas y polémicas propuestas aprobadas en la Conferencia de Bali, en diciembre pasado. El plan, según el Ministerio de Recursos Forestales, prohibirá la tala y quema de árboles en un bosque de turba situado en la isla de Borneo (norte del país), un ecosistema elegido tras meses de estudio por su gran biodiversidad y por ser víctima frecuente de los incendios.
La iniciativa constituye una prueba para estudiar cómo se pueden poner en práctica los planes de Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación (REDD), tal y como se consensuaron en la conferencia de las Naciones Unidas para el cambio climático celebrada en Bali.
La tesis de estos planes es que los árboles son grandes almacenes de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases que propicia el efecto invernadero y el calentamiento global, y que todo el CO2 que contienen se libera a la atmósfera cuando se queman. Por tanto, evitando su tala y su quema se lucha contra el cambio climático de la manera más económica que se conoce, señalan los expertos.
De hecho, se calcula que cerca de un 20 por ciento de las emisiones totales de CO2 proviene de la quema de árboles, según la organización ecologista CIFOR (Centro de Investigación Internacional de los Bosques), una cantidad mayor que la que produce el conjunto del sector transportista mundial. De acuerdo con el esquema pergeñado en Bali, los países industrializados pueden proponer proyectos REDD a las naciones con grandes áreas forestales, como Indonesia, y apoyarlos financieramente.
El Gobierno de Yakarta considera que con este proyecto piloto se da un paso importante en la aplicación de los REDD, que previsiblemente se convertirán en uno de los nuevos mecanismos obligatorios del acuerdo internacional que suceda al Protocolo de Kioto a partir de 2012.
Pero varios colectivos ecologistas han expresado ciertas dudas acerca de la viabilidad de este tipo de estrategias medioambientales, a pesar de que son conscientes de que pueden tener también un efecto positivo para el medio ambiente. "Los REDD tienen un enorme potencial en la lucha por la lucha contra el cambio climático al ligar la preservación de los bosques al calentamiento global, pero por ahora no hay reglas sobre cómo se van a implementar", asegura a Efe Frances Seymour, directora general de CIFOR.
"Dependiendo de cómo se definan estos mecanismos, pueden tener efectos negativos", añade y cita entre ellos la comercialización de los recursos forestales, el empeoramiento de las condiciones de vida de las comunidades rurales en términos de "pobreza" y "derechos humanos" e, incluso, conflictos derivados de los "derechos de propiedad". Seymour explica que "mucha gente considera peligroso basarse en las prácticas de mercado para la conservación forestal".
Se ha extendido el temor, apunta la directora general de CIFOR, de que el mercado de créditos de carbono, en donde los países compran y venden cuotas de emisión, pueda verse "inundado" de "créditos baratos" procedentes de los programas REDD. En su opinión, también es arriesgado dar un valor estrictamente material a los bosques, sobre todo en países en vías de desarrollo donde las grandes multinacionales tienen mucho poder de presión y los gobiernos locales no son totalmente transparentes o, directamente, son corruptos.
"Además, ¿de quién son los derechos de propiedad de los bosques?", "¿y de los créditos de carbono que se puedan obtener de los bosques?", se pregunta. Indonesia es uno de los Estados que más podría beneficiarse de los programas REDD, ya que es el tercer país con mayor extensión de selvas tropicales, tras Brasil y el Congo, y porque sufre una de las tasas más elevadas de desertización del mundo.
El Ministerio indonesio de Recursos Forestales ha recibido ya peticiones de países desarrollados para aplicar otros programas REDD por valor total de 100 millones de dólares (63 millones de euros), aunque todavía no se han concretado. Indonesia prevé establecer otros ocho proyectos de estas características a lo largo de 2008.
(Ecotícias, 02/05/2008)