Los cazadores rusos no renunciarán a la tradicional matanza de miles de crías de foca de Groenlandia, pese a la campaña contra esa práctica "medieval" protagonizada por diversas personalidades de la cultura. "Esta no es sólo una forma de ganarse la vida sino parte de la cultura del pueblo Pomor, en la que participan anualmente varios miles de personas", afirmó el Comité Estatal de Pesca (CEP) de Rusia en un comunicado.
Cada año por estas fechas los cazadores pomores que viven en las costas del mar de Bárents y el mar Blanco aprovechan el inicio de la primavera para cazar por espacio de dos semanas a los recién nacidos cachorros de foca que yacen indefensos sobre los témpanos de hielo. Su labor no es ardua, ya que únicamente tienen que localizar a las crías de foca, incapaces de nadar, y golpearlas con un objeto contundente hasta acabar con su vida, dejando un reguero de sangre allá por donde van.
La piel blanca de las focas es muy preciada en los mercados internacionales -una empresa noruega se encarga de su comercialización-, por lo que los cazadores se cuidan de golpearlas sólo en la nariz. Rusia es, de hecho, el único país del mundo que aún no ha prohibido esa práctica, erradicada en el resto de países desde hace más de 30 años por su crueldad.
No obstante, el CEP la defiende al considerar que no amenaza la supervivencia de la especie y contribuye a mantener el equilibrio del ecosistema marino. "Según las estimaciones más modestas, hay no menos de 1,5 millones de focas en Groenlandia. Además, el número de nacimientos anuales, de acuerdo al censo realizado con avionetas, es de 120.000-150.000", señala el CEP, según la agencia Interfax.
El CEP cifra en menos de 15.000 las cabezas de crías de foca cazadas anualmente durante el último trienio, lo que representa en torno al 10 por ciento de las recién nacidas. Además, alrededor del 30 por ciento de las focas mueren antes de cumplir un año de vida, por lo que el CEP considera que "es mucho más humano matarlas cuando son cachorros".
La industria pesquera estima en un millón de toneladas de pescado las necesidades alimenticias de las focas, lo que significa que éstas "entran en competencia directa y aguda con los pescadores". "La matanza limitada de focas es una de las medidas de regulación del impacto de las especies animales en los recursos biológicos marinos", insiste.
Además, defiende la importancia de esta práctica para los habitantes de esa inhóspita región bañada por las aguas árticas como fuente de ocupación y de ingresos. Los cazadores reciben unos 100 rublos (2,5 euros) por cría y pueden llegar a ganar unos 318 euros por temporada. Este argumento es rechazado ardientemente por los ecologistas, mientras el sector peletero asegura que la demanda de piel de foca ha disminuido drásticamente en los últimos años.
En esta ocasión, la temporada de caza se ha visto retrasada debido tanto a la falta de hielo como a la campaña de protección de los cachorros de foca de Groenlandia protagonizada a principios de marzo por cantantes, actores y periodistas rusos. "Cada año, por estas fechas, los témpanos del mar Blanco se convierten en una maternidad gigante. Durante cinco semanas las crías de foca se alimentan de leche materna y durante este tiempo están totalmente indefensas", señaló Irina Novozhílova, presidenta de la organización protectora de animales Vita.
Este año, según las cuotas establecidas, morirán un total de 30.000 crías de foca de Groenlandia, denunció. Para colmo, agregó, debido a la falta de témpanos los cazadores dispararán desde barcos, con lo que nueve de cada diez crías muertas se perderán en el agua haciendo inútil la matanza.
Según el cantautor Andréi Makarévich, uno de los artistas rusos que se han unido a la campaña, "estamos ante un acto de barbarie propio de la Edad Media". "De esta brutalidad al fascismo hay sólo un paso", declaró por su parte el actor y director Konstantín Raikin, uno de los firmantes de la carta contra la matanza de focas dirigida al presidente ruso, Vladímir Putin.
La cantante letona Laima Vaikule se manifestó "dispuesta a echarse en el hielo y pegarse con aquellos que quieran matar focas". Al contrario que la industria, las autoridades de la región septentrional de Arjanguelsk no han hecho oídos sordos a la campaña y manifestaron su intención de "buscar otras posibilidades de desarrollo económico de la región", como el ecoturismo.
La práctica de matanza masiva de focas fue promovida por las autoridades soviéticas que concedían generosos subsidios a los que aceptaban residir en esta inhóspita región. Tanto en Europa como en América está prohibida la importación de pieles de foca y la venta de artículos confeccionados con éstas.
(Ecotícias, 23/03/2008)