Más de 60 años después de estar a punto de extinguirse, una de las aves más raras de Norteamérica, la grulla blanca, se enfrenta a un nuevo peligro, advierten los ecologistas: los parques eólicos. "Las compañías quieren poner sus parques donde está el mejor viento y eso coincide con el corredor migratorio de la grulla blanca", dijo a AFP Tom Stehn, coordinador de la Grulla Blanca del Servicio Estadounidense para Peces y Vida Silvestre (US Fish and Wildlife Service).
"Hay áreas en las que sabemos que paran grandes cantidades de grullas blancas (durante la migración) y nos gustaría que las compañías eólicas eviten esas áreas, con una buena zona parachoques", dijo Stehn en vísperas de la que se espera será la mayor conferencia sobre energías renovables en Estados Unidos.
La majestuosa grulla blanca, que puede llegar hasta 1,5 metros de altura, estuvo a punto de extinguirse en el siglo pasado. En 1941, solo 15 pájaros de este tipo existían en libertad en Norteamérica. Desde entonces, grupos ecologistas han logrado aumentar la población de la grulla blanca a unas 360 aves en libertad y unas 150 en cautiverio.
Las grullas blancas emigran cada año entre los pantanos de la costa de Texas y los territorios del noroeste de Canadá, volando por una ruta que corresponde al corredor al que apuntan las compañías eólicas para colocar sus enormes turbinas, a medida que se expande su industria.
Stehn indicó que los grupos ecologistas y la industria eólica está en conversaciones para encontrar una solución que sea buena para las aves y también permita aumentar la cantidad de energía que obtienen los estadounidenses del viento, una fuente de energía "limpia" que es clave en el combate contra el calentamiento global.
La energía eólica brindó electricidad al 1% de los hogares estadounidenses el año pasado, según la Asociación estadounidense de energía eólica (AWEA). Pero la industria creció en torno a 40% el año pasado y está proyectado que crezca en torno a 25% anualmente.
(Ecotícias, 04/03/2008)