El derrame de sustancias químicas es suceso de ocurrencia común en las carreteras del municipio de Calarcá, particularmente en la carretera a “La Línea”. Esto se debe a que somos paso obligado de buena parte del transporte de carga que se mueve en Colombia; pues además de estar ubicados en el centro del llamado “triangulo de oro” (Bogotá- Medellín – Cali), por aquí pasa el corredor Bogotá - Buenaventura por donde transita cerca del 40% del comercio exterior del país.
Lo que no se explica bien es que no existan planes o programas efectivos para la prevención, incluso para la atención, de este tipo de accidentes que entrañan graves peligros para la ciudadanía calarqueña. Tampoco se entiende la práctica inoperancia del CLOPAD (Comité Local para la Prevención y Atención de Desastres) o que entidades como el Cuerpo de Bomberos, la Defensa Civil y la Cruz Roja cada vez reciban menos atención y apoyo por parte del Estado, y de la ciudadanía en general, lo que las ha llevado a un debilitamiento extremo que se manifiesta en escaso personal y equipos insuficientes y obsoletos para garantizarnos mínimos de seguridad.
El pasado jueves 17 de Enero de 2008, a eso de las diez de la noche, a dos kilómetros del casco urbano de Calarcá, se accidentó una tracto mula que transportaba 35.000 litros de ácido sulfúrico (con 95% de concentración); el tanque rodó unos 30 metros debajo de la carretera, se rompió, y escaparon cerca de 25.000 litros de la sustancia que fluyeron por los potreros cercanos hasta llegar, un poco más abajo, al Río Santodomingo. El conductor del automotor, mal herido, quedó atrapado entre los hierros retorcidos de la cabina. Una señora, residente de una casa cercana al sitio y que gracias a un árbol se salvó de que el camión impactara contra su vivienda, llamó al Cuerpo de Bomberos y éstos se hicieron presentes en cuestión de minutos. Pero no tenían el equipo apropiado y eso prolongó el sufrimiento del conductor durante más de cinco horas hasta cuando, por fin, lograron rescatarlo. Los bomberos, arriesgando su integridad física, incluso su propia vida, realizaron este rescate sin el equipo apropiado que les protegiera de los gases corrosivos que emanaban del sitio del accidente.
Del CLOPAD ni hablar. No funcionó. A cargo de su dirección se encuentra una persona sin la formación ni la experiencia necesaria. Hace apenas 17 días se posesionó una nueva administración en nuestro municipio y, como de costumbre, cambiaron a buena parte del personal. La dirección del CLOPAD es un cargo que, generalmente, se utiliza para pagar favores políticos, una de las razones de su inoperancia pues la persona que recibe la dirección tiene que empezar por tratar de entender en pocos días para qué le contrataron.
A las 9:00 de la mañana del día siguiente, CALARCA.NET y la FUNDACIÓN ECOLÓGICA COSMOS, fuimos al sitio del accidente para cubrir lo sucedido. Nos enteramos de que la empresa dueña del cargamento es la PANAMERICANA DE QUÍMICOS, de la ciudad de Neiva, y que la empresa que atendía la situación era HIDROPIL o algo así. Nos llamó mucho la atención encontrar a algunos jóvenes operarios de esta última empresa, apenas protegidos por unos inútiles tapabocas, y muertos de miedo, muy cerca del derrame de la sustancia química, cubriéndola con cal para reducir su efecto ácido. Pero más nos sorprendió escuchar a alguno de sus jefes afirmando que: “nooo, la cosa ya está resuelta, ya pasó el problema”. Seguros de que la situación seguía siendo grave buscamos la manera de llegar hasta la orilla del Río Santodomingo. Por el camino nos encontramos con una carretera veredal cerrada por un pozo de ácido y con un buen grupo de residentes del sector, y de trabajadores del río, a quienes se les había ordenado evacuar el sector por el peligro. Nuevamente vimos a jóvenes trabajadores, sin el equipo de protección necesario, exponiendo su salud. Uno de ellos incluso nos contó que cuando estaban distribuyendo la cal sus botas de caucho (pantaneras comunes) se habían “calentado” obligándoles a retirarse por un momento.
Luego fuimos a la orilla del río. Hasta allí estaba llegando agua contaminada con el ácido. Y, en un corto tramo, pudimos ver, recoger y fotografiar, las consecuencias de lo sucedido: decenas de peces muertos en las riveras, grandes y pequeños, de diversas especias. Algunas, seguramente, especies en peligro de extinción. Fue desolador ver aquello y recordar que, según habíamos escuchado a los irresponsables mencionados antes: “ya pasó el problema”.
Hemos querido reseñar este hecho con el fin de llamar la atención de la ciudadanía calarqueña, la que vive aquí y la que está lejos, sobre estas amenazas que mantienen en constante riesgo a nuestro municipio. Es necesario exigir, a la nuevas y siguientes administraciones, que resuelvan de manera definitiva esta situación que es un riego creciente en cuanto que, con la modernización del corredor vial Ibagué – Calarcá y Túnel de La línea, se incrementará el transito de ese tipo de sustancias por esta vía.
(Por Néstor Ocampo Giraldo *, Fundación Ecológica Cosmos,
Eco Portal, 25/01/2007)