En un páramo de la costa uruguaya, ya asoma el hocico un segundo gigante de la celulosa con la misma capacidad de producción que Botnia. Lejos del ruido y la polémica que envuelve a la pastera en Fray Bentos, paradójicamente, la planta de la española ENCE estará mucho más cerca de Buenos Aires: 40 kilómetros en línea recta a través del Río de la Plata.
Ayer, dos policías custodiaban el acceso al predio costero de 100 hectáreas donde unos 40 obreros empezaron la semana pasada a remover la maleza y preparar el terreno. Cuando en diciembre de 2006, buscando aplacar la ira de los asambleístas de Gualeguaychú ante los posibles efectos combinados de Botnia y ENCE, los españoles anunciaron que mudaban su proyecto 150 km al sur, la mayoría de los uruguayos corrieron a buscar un mapa.
"Casi nadie sabía qué era Conchillas, pero desde entonces, la gente que ve el cartel en la ruta se desvía para entrar a conocer nos", contó Andrea Alberro, responsable de la Casa de la Cultura de este poblado de 400 habitantes declarado patrimonio histórico nacional por sus graciosas casas de piedra con techo de chapa.
Conchillas vive el desembarco de la pastera como si les hubiera tocado la varita mágica. "Sabemos que vamos a perder algo de tranquilidad, pero el pueblo se estaba muriendo y este proyecto es la salvación", dijo Alberro. Opiniones parecidas se repiten en la recorrida que hizo Clarín por la avenida Evans, donde el local de ENCE se convirtió en parada obligada para pedir información o solicitar empleo.
La magnitud del proyecto parece fuera de escala en el contexto rural de Conchillas. La pregunta que se hace todo el pueblo es de dónde saldrán y se alojaran las 11.000 personas que los españoles dicen necesitar en los dos años que llevará la construcción.
"Esto es una locura. Acá no existía mercado y de pronto explotó todo. Por una casita de dos ambientes que se alquilaba a 35 dólares, ahora piden 600, y ya la reservaron", cuenta Juan Martín Torena, de la inmobiliaria local.
Sobre la barranca que cae en la playa a 200 metros de donde se emplazará la planta, William Pilón montó su carrito de comida en el que espera ansioso a sus nuevos clientes. Jura que por las noches alcanza a ver las luces de Buenos Aires. No sería extraño, entonces, que en una noche clara de fines del 2009, los porteños puedan divisar el titilar constante de la chimenea de ENCE.
(Por Leonardo Mindez, Clarin, 24/01/2008)