Un juez australiano aceptó la demanda de un grupo ecologista y prohibió a una empresa ballenera nipona capturar cetáceos en aguas del continente helado. Noruega es el único país del mundo que permite la caza comercial. Un juez australiano aceptó la demanda de un grupo ecologista y prohibió a una empresa ballenera japonesa cazar cetáceos en la reserva marítima de la Antártida, informó la radio estatal.
El magistrado del Tribunal Federal James Allsop sienta así un precedente que puede llevar al Gobierno australiano a tomar medidas más drásticas para evitar las operaciones de estos balleneros en aguas del continente helado. Japón tiene previsto cazar durante la campaña del presente verano austral a 850 ballenas minke y 500 ballenas de aleta, bajo el pretexto de realizar estudios científicos, pese a que la Comisión Ballenera Internacional pide a Tokio que lo detenga.
Este organismo ha ratificado la moratoria vigente desde 1986 que prohíbe la caza de cetáceos con fines comerciales, pese a las presiones niponas para que se levante el veto para las capturas a pequeña escala. Noruega es el único país del mundo que permite la caza comercial de ballenas, pero Japón e Islandia cazan más de 2.000 ballenas al año con fines "científicos", lo que, según los grupos ecologistas, es una forma encubierta de realizar capturas comerciales.
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Clarín, 15/01/2008)