La Junta Municipal de Asunción aprobó un proyecto que según ellos mismos podría dejar sin agua potable por varios días a más de 1.100.000 personas. Lastimosamente no es una broma, es una bofetada más a la ciudadanía paraguaya de parte de sus supuestos representantes que en la función pública venden cada fragmento de dignidad y entereza moral, que algún día pudieron llegar a tener, al mejor postor.
Esta vez fueron los concejales del partido colorado, del liberal y de Unace quienes defendieron enfáticamente el viernes 28 de diciembre de 2007 la inmediata aprobación de los proyectos que la transnacional Cargill había presentado a la Junta Municipal en el marco de la construcción de la "Planta Aceitera y Terminal Granelero de Puerto Zeballos S.A." en el barrio Zeballos Cue de Asunción. Un proyecto que, según los mismos concejales que votaron a favor de él, pone en riesgo el abastecimiento de agua potable de gran parte del Área Metropolitana de Asunción, hecho por el cual, en el punto 7 de las recomendaciones del dictamen aprobado se establece necesario: SOLICITAR a la ESSAP un plan de emergencia para informar a la población asunceña, que atienda la posibilidad de parada de la planta de tratamiento por causa de un accidente. Esta es sólo una de tantas aberraciones contenidas en el dictamen.
Cuando se habló de la generación de empleos se cayó en la contradicción propia del discurso construido en la pura ideología que ignora la evidencia histórica. Por un lado se alabó la producción de soja como la que sostiene el crecimiento de la economía paraguaya y al mismo tiempo se lamentó la falta de empleos que obliga a migrar a miles de ciudadanos por año. Lo que se oculta es que ambas realidades son dos caras de la misma moneda: la soja genera riquezas, sí, pero para unos pocos, y no genera fuentes de trabajo para la mayoría. Esta es la razón por la cual la migración ha acompañado, paso a paso, el proceso de expansión de la frontera de la soja en la última década, tanto la del campo a la ciudad como aquella hacia el exterior. Lo preocupante es que hasta muchos de los concejales que exigían la postergación del tema aceptaban las bases del discurso favorable a la soja.
Asuncenos, tenemos dos opciones: seguir luchando para detener esto por otras vías; o asumir el riesgo de que un día futuro, otra vez de manos de una inescrupulosa inversión privada, podamos soportar una catástrofe aún peor que la del Ycuá Bolaños. No es una aseveración de carácter personal, es lo que dice el dictamen aprobado por nuestra "honorable" Junta Municipal. Y vayamos preparando nuestros presupuestos familiares para ingerir exclusivamente agua mineral. Al fin y al cabo, la Coca-cola estará muy contenta de que su socia Cargill haya obtenido los permisos para destruir nuestro suministro de agua potable.
No permitamos que nuestro letargo ciudadano haga de ésta otra batalla perdida en la guerra por el agua.
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EcoPortal, 10/01/2008)