MADRID.- Las actividades agrícolas y ganaderas intensivas son responsables de un gran porcentaje de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Se calcula que las emisiones procedentes tan sólo de la agricultura, son de entre 8.500 y 16.500 millones de toneladas de CO2 equivalente, que representan entre el 17% y el 32% de las emisiones globales de CO2.
Los datos provienen de una investigación realizada para Greenpeace por el profesor Pete Smith de la universidad británica de Aberdeen, titulado 'Agricultura y cambio climático: impactos climáticos de la agricultura y potencial de mitigación'. Smith ha sido uno de los coautores del capítulo dedicado a la agricultura del IV Informe del IPCC, recientemente presentado.
Una de las conclusiones más importantes del estudio hecho público ayer, es que la agricultura tiene un elevado potencial para cambiar la actual situación de gran emisor de gases hasta transformarse en un sumidero neto de carbono.
Para ello hay que cambiar el actual modelo de agricultura intensiva con un uso masivo de fertilizantes hacia prácticas de protección de los suelos y rotación de cultivos para que vuelvan a captar el CO2, además de concluir con el uso abusivo de fertilizantes.
Más de la mitad de los abonos químicos que se utilizan se dispersan en el aire o en el agua. Uno de los gases de efecto invernadero más potentes es el óxido Nitroso (N2O), que tiene 296 veces más poder de calentamiento que el CO2.
El empleo de fertilizantes supone la emisión de 2.100 millones de toneladas de CO2 anualmente. Se añade que el proceso de producción suma otros 410 millones de toneladas. Las emisiones totales de España comprometidas con el protocolo de Kioto son 333 millones de toneladas al año.
"El impacto ambiental de la producción agraria ha alcanzado unos niveles críticos", ha declarado Juan Felipe Carrasco portavoz en agricultura de Greenpeace.
En cuanto a la ganadería, Smith destaca el importante impacto que causa el metabolismo de los rumiantes, que al digerir los alimentos producen gran cantidad de metano, uno de los gases de mayor impacto en el efecto invernadero.
Producir un kilo de carne de vacuno genera 13 kilos de CO2, mientras que uno de cordero produce 17 kilogramos. El informe recomienda reducir el consumo de carne en el mundo desarrollado.
La tala y corte de ecosistemas vegetales para dedicarlos a pastos o para nuevos cultivos es otro de los más importantes mecanismos de emisiones de CO2. La situación es especialmente grave en el caso de los bosques tropicales, en los que se han talado enormes áreas para dedicarlas al cultivo de alimentos o de cereales para producir biocombustibles.
Se calcula que tan sólo este capítulo significa un 20% de las emisiones totales en el planeta, que además provoca que esos bosques dejen de absorber el dióxido de carbono de la atmósfera.
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El Mundo, 09/01/2008)