Carlos, encargado de un edificio del barrio de Monserrat, oyó por ahí que, supuestamente, esta semana iban a empezar a entregar las lamparitas de bajo consumo. Los vecinos preguntan, insisten, pero no saben qué responderles.
Nadie pudo, hasta ahora, explicarle de qué se trata el Plan de Uso Racional de Energía impulsado por el Gobierno, que incluye, además del cambio horario y la inducción al ahorro de energía, el reemplazo de las lámparas incandescentes por unas de menor consumo. ¿Alguien vendrá a entregárselas? No lo sabe. ¿Habrá un lugar estipulado por barrio para ir a canjearlas? Tampoco. Todos preguntan y, por primera vez, Carlos, el encargado, no tiene qué decir.
La información en torno de este programa de reemplazo, que incluye la entrega por parte del Estado de 25 millones de lámparas de bajo consumo en hogares de todo el país, motiva más dudas que certezas.
A pesar de la insistencia de LA NACION para conocer los pormenores del programa, en el Ministerio de Planificación Federal, a cargo del plan, no hubo respuesta.
La Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (Cadieel), prácticamente cerró un acuerdo con el Gobierno para entregar unos cinco millones de lámparas a un valor, todavía en discusión, de entre 5 y 7 pesos por unidad. En el comercio minorista, el precio de estos productos importados oscila entre los 12 y 16 pesos, mientras que el de las lamparitas comunes se ubica entre los 2 y 3 pesos.
"La idea es empezar con un cambio gradual y hay disponibles cinco millones de lámparas", dijo Ricardo Resnik, miembro de Cadieel. Consultado acerca del procedimiento de recambio, opinó: "Las empresas podrían entregar a sus empleados dos lámparas de bajo consumo por persona, pero no sabemos nada".
En las prestatarias Edesur y Edenor, el plan de acción es también una incógnita. "El que tiene que informar es el Gobierno. Se está trabajando, pero la logística es complicada", dijo una fuente de Edenor.
Hace un tiempo, en Cuba, iniciaron el proceso de reemplazo, hogar por hogar. Esta idea había sido tomada por funcionarios locales hasta que chocaron con un problema: la inseguridad. Ahora se buscan alternativas, según pudo saber LA NACION; por eso, el plan está algo retrasado.
"Es poco sustentable y con muchos vacíos... La gente no quiere lamparitas, sino electricidad", opinó Susana Andrada, del Centro de Educación al Consumidor.
(Por Franco Varise,
La Nacion, 08/01/2008)