Esta movilización constituye un delito", les dijo el gendarme Alfredo Romero a los treinta manifestantes que cortaban sentados en sillas playeras la ruta que comunica Concordia con el puente que lleva a Salto, Uruguay. Diez minutos después, los "piqueteros", como los llaman los uruguayos, levantaban el tronco y la bandera sostenida por cañas que atravesaban la ruta 15 y permitían el paso de los autos argentinos que volvían al país. Algunos habían pasado el fin de semana en las termas uruguayas. Otros habían ido a Punta del Este para alquilar casa para el verano.
Asambleístas y automovilistas (los primeros de Concordia y Gualeguaychú; los segundos, porteños y rosarinos, en su mayoría) habían discutido fuerte una hora antes, y hasta con forcejeos y algún intento de golpe. La escena ocurrió ayer a las 16.30. Durante las cinco horas previas, los tres puentes que unen Argentina con Uruguay, que atraviesan por el peor momento de sus relaciones, estuvieron cortados en forma simultánea. El sábado a la noche se había sumado el de Colón-Paysandú al de Gualeguaychú-Fray Bentos, que en ocho días cumplirá un año de ininterrumpido.
La planta de la papelera Botnia entró en funcionamiento del lado uruguayo y en Entre Ríos no se resignan a convivir con ella. En la vecina Fray Bentos Botnia ya admitió que van a sentirse "ciertos olores". Después del tenso clima de la cumbre iberoamericana de Santiago de Chile, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió ayer "tiempo, calma y prudencia" para que haya algún entendimiento entre ambos países a través del "facilitador" que puso el rey Juan Carlos.
Entre las 12 y las 16.30 fue imposible ayer cruzar al Uruguay en auto. En Gualeguaychú está la valla que puso la Prefectura uruguaya en el medio del puente. Allí, el gobierno de Montevideo directamente cerró la frontera y por ahora ni piensa reabrirla. En Colón cortaban la ruta unas diez personas del lado argentino. Y en Concordia eran algo más.
El exhorto que les leyó el gendarme Romero a los asambleístas de Concordia había sido firmado por el juez federal de Concepción del Uruguay, Gerardo Quadrini. Es el mismo juez que había ordenado desalojar por la fuerza el último piquete que habían hecho ellos, en agosto. Los ambientalistas esperan mañana a Quadrini en Gualeguaychú para interiorizarlo de sus demandas contra Botnia.
"Un aplauso para la Gendarmería", soltó irónico uno de los asambleístas. Es que casi medio centenar de gendarmes y una camioneta verde escoltaban el paso de los 16 autos que habían atravesado la Aduana pero quedaron varados por el piquete. Los vehículos llevaban entre cuatro y cinco horas de espera. Los automovilistas iban con las ventanas cerradas y las caras muy largas.
Diez minutos después empezaron a aparecer los otros autos que la Gendarmería había retenido en la Aduana para evitar incidentes mayores con los asambleístas, ubicados a unos 500 metros de allí. Eran más de un centenar. "Espero que esto no se repita en el verano", dijo a Clarín Fernando, un argentino que volvía con su mujer a Buenos Aires desde Punta del Este. "No estamos en contra de ellos, pero queremos pasar", explicó otro argentino.
La Gendarmería, que se encontraba desde temprano en el lugar, intervino para apaciguar los ánimos. Se comunicó con el juez, tomó nota de la identidad de los "piqueteros" y al rato les notificó que estaban cometiendo un delito penado con hasta dos años de cárcel. "Me doy por notificado, pero yo no firmo", se defendió Juan Veronesi. El gendarme llamó a uno de los automovilistas como testigo y, en seguida, los asambleístas levantaron el corte. "Vinimos desde Gualeguaychú porque cuando están solos, la Gendarmería los corre", dijo Carlos Uriarte, llegado temprano desde esa ciudad para reforzar el corte en Concordia.
(Por Lucio Fernández Moores,
Clarin, 12/11/2007)