La producción del tipo de maíz transgénico BT, el único organismo genéticamente modificado (OGM) autorizado para su cultivo en la UE desde 1998, ha aumentado en un 40% en España, donde ha pasado de 53.225 hectáreas cultivadas en 2005 hasta las 53.667 en 2006. Otros siete países de la UE cultivan este tipo de maíz: República Checa, Portugal, Alemania, Polonia, Eslovaquia, Rumania y Francia. En este último, la producción aumentó en el último año en un 323% en un momento en el que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha planteado una moratoria del cultivo de OGM.
La directora ejecutiva de la Asociación de Bioindustrias Europeas (Europabio, Nathalie Moll, afirmó este lunes en una conferencia que, a juzgar por el incremento de hectáreas de maíz BT cultivadas, "los granjeros en Europa quieren producir productos genéticamente modificados". Destacó que la media de producción europea del maíz BT aumentó en un 77% frente al incremento del 0,5% registrado en Estados Unidos. Los porcentajes implican que los ocho países europeos que cultivan este maíz destinaron en 2006 110.077 hectáreas para su producción, frente a las 62.000 en 2005. Mientras, en Estados Unidos la superficie plantada de OGM en 2006 sólo aumentó 300 hectáreas con respecto a 2005, con un total de 54.900.
Asimismo, Moll indicó que en Europa el cultivo de maíz transgénico solo representa el 1% de la producción total de maíz, que en general, "representa el 14%" de los cereales producido. Defendió que el uso de biotecnología "supone unos beneficios de media de 70,4 euros por hectárea" y subrayó que el 25% del maíz convencional cultivado se ve afectado por el gusano barrenador europeo. Además de aumentar las cosechas y la calidad de éstas, la biotecnología, según explicó la ejecutiva, contribuye al ahorro de costes de producción, aumenta los beneficios de los granjeros, reduce el uso de la energía convencional y contribuye a controlar mejor los objetivos de la UE para tratar de reducir el uso de pesticidas.
Es decir, en su opinión, aumenta la competitividad de los cultivos, contribuye a la salud y a respetar el medio ambiente. Por otra parte, calificó de "injusto" que en la UE se permita únicamente cultivar la variante de maíz BT, mientras que en 46 países de todo el mundo se producen y comercializan en la actualidad 209 tipos de cereales genéticamente modificados. En España, destacó, la producción de maíz gracias a la biotecnología, ha permitido incrementar la producción en un 15% y se sitúa como el "ejemplo récord" de productividad.
CASO DE FRANCIA. Europabio asegura que en el caso francés, el cultivo de 22.000 hectáreas de maíz BT ahorra un consumo de 29.000 litros de carburante, evita la emisión de 86.500 kilogramos de CO2 a la atmósfera y reduce en 8.800 litros el volumen de pesticidas empleados. Además, con esta superficie de maíz cultivada se aumenta en 25.000 toneladas la producción total y aumenta los ingresos en 1,5 millones de euros. Por ello, Moll consideró que la propuesta de Sarkozy para suspender el cultivo de OGM en Francia son "declaraciones que conllevan un precio muy alto a pagar". "Quizá haya hecho sus propios cálculos", ironizó. En la conferencia también intervino el ingeniero agrónomo y granjero francés Jaques Beauville, quien cultiva 130 hectáreas de un total de 190 en una granja a 20 kilómetros de Toulousse, en el sur de Francia, --el 80% de ellas de maíz BT_y que defendió que la biotecnología permite "una mayor calidad de cultivo".
"Nadie me ha impuesto usarla. Hoy por hoy la biotecnología es la más respetuosa con el medio ambiente", aseguró. A su juicio, viene a ser "un sustituto de los pesticidas". Criticó que "Francia y Europa se están perdiendo la cuarta revolución" agraria "por culpa de Jose Bové y Greenpeace", contrarios a la autorización de los cultivos transgénicos. "¿Por qué se permite la importación de 46 tipos de cereales genéticamente modificados para alimentación animal y consumo humano y sólo uno para cultivo?", se preguntó, añadiendo que "constituye una actitud hipócrita" por parte de la UE "por las regulaciones de la Organización Mundial del Comercio".
Asimismo, concluyó que "el 80% de Francia que se opone a los OGM están en contra porque no conocen el problema" y por "la demagogia y la desinformación sobre la biotecnología en Francia". Por su parte, el ingeniero agrónomo y granjero húngaro Gabor Balla, en cuyo país no está permitido cultivar ningún tipo de cereales transgénicos, se preguntó "por qué se permite un producto genéticamente modificado de forma natural y no si lo modifica un científico".
(
Ecotícias, 29/10/2007)