Ativistas de Greenpeace despliegan una pancarta gigante en el Ministerio de Agricultura en Bucarest (Rumanía), en protesta por los cultivos de transgénicos. Rumanía es el único país de la UE que cultiva soja transgénica, y ha empezado a cultivar ilegalmente maíz transgénico, ambos de la multinacional Monsanto
Tras una semana de acciones no-violentas (cuarentena de zonas contaminadas por transgénicos, como la isla de Braila), un grupo de activistas desplegaron ayer una inmensa pancarta en el ministerio de Agricultura, simbolizando el peligro de los transgénicos. Al cabo de una hora del inicio de la acción, el Secretario de Estado de Agricultura recibía a los responsables políticos de la campaña contra los transgénicos. Una hora después se convocó una rueda de prensa conjunta con gran presencia mediática, a lo largo de la cual el Secretario de Estado afirmó reiteradamente que apoyaría una moratoria contra el cultivo y la importación de Organismos Modificados Genéticamente (OMG) si ésta era solicitada y gestionada por el Ministerio de Medio Ambiente.
“Es una buena noticia que el gobierno Rumano se tome en serio los riesgos sanitarios y medio ambientales de los OMG, y un gran paso que haya tomado esta decisión, rompiendo el respaldo que ha venido dando a a las empresas biotecnológicas, ha afirmado Juan-Felipe Carrasco, responsable de la campaña contra los transgénicos de Greenpeace en España. “El Gobierno Español, quien está actuando claramente a favor de estos cultivos debería ahora inspirarse en el ejemplo del Gobierno Rumano y tomarse la salud pública y medio ambiental en serio”, ha añadido Carrasco.
Esta acción es la continuación de una larga campaña en la que se ha venido denunciando el cultivo ilegal de soja transgénica en dicho país (recordemos que, bajo la legislación Europea, está prohibido el cultivo de soja MG en la UE), así como de maíz Mon 810 (el tipo de maíz transgénico que se cultiva en España y cuya siembra, sin embargo, está absolutamente prohibida en Rumanía).
La organización ecologista ha exigido al gobierno Español que deje de promover los intereses de las empresas biotecnológicas en España, que proteja la salud y el medio ambiente prohibiendo todo cultivo de transgénicos en España y que explique con transparencia qué ha ocurrido con las miles de hectáreas que ha tolerado un año más en nuestra geografía (en especial el Maíz Mon 810, cuya autorización está actualmente en proceso de revisión por parte de la UE. “España debería seguir el ejemplo de países com Hungría, Austria, Polonia o Grecia, que han prohibido el Mon 810 y optar por proteger la calidad de sus producciones en lugar de los oscuros intereses de un puñado de empresas que pretenden convertir el planeta en un gigantesco experimento genético”, ha añadido Carrasco.
(
Greenpeace, 19/09/2007)